lunes, 27 de agosto de 2012

Los Lugares Sagrados: Religiones no cristianas



Cuando estudiamos el hecho religioso, nos encontramos con la noción de lo sagrado, un termino que hace referencia a la manifestación del misterio de lo divino, encarnado siempre en mediaciones concretas: personas, lugares, ritos, elementos del culto, textos, etc.

Lo sagrado es vivido como una experiencia significante y de sentido, y, además, suscita una actitud específica, la llamada actitud religiosa.

Todas las religiones tienen sus lugares sagrados: localizaciones geográficas concretas que gozan de una significación religiosa especial, y que por motivos casi siempre históricos, se constituyen en referentes universales de las religiones, y en un polo de atracción para los fieles de cada comunidad de fe.

Más allá de su significado religioso, es de hacer notar su importancia histórica y cultural.

A continuación, les presento los lugares sagrados más emblemáticos de las principales religiones no cristianas. 

Como tarea de la Clase de Religión sería interesante que los alumnos lograran ubicar en un mapamundi los principales lugares sagrados de las religiones no cristianas. A través de este ejercicio se puede comprender mejor el concepto de universalidad del hecho religioso, y la noción misma de lo sagrado.

Con estas actividades se promueven las competencias de conocimiento e interacción con el medio físico, competencia lingüística, competencia social y ciudadana, y la competencia de aprender a aprender, fundamentalmente.

JUDAÍSMO

Muro de las Lamentaciones, Jerusalén, Israel

Oración junto al Muro de Las Lamentaciones, Jerusalén, Israel

Los primeros templos judíos tenían una sala, de acceso muy restringido y separada del resto del edificio por un gran velo, que custodiaba el Arca de la Alianza. Para el pueblo hebreo esa estancia, llamada el Santo de los Santos, era el lugar más cercano a Dios en la Tierra. Como el judaísmo, todos los credos tienen su sitio más sagrado.

Monte del Templo o Explanada de Las Mezquitas, según algunos el lugar más sagrado del mundo, Jerusalén, Israel

Para el judaísmo la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén, que cristianos y hebreos llaman el Monte del Templo, es el lugar más sagrado del mundo. Los judíos más ortodoxos creen que no deben pisarla, pues allí reposan los restos del Templo de Jerusalén, que construyó el rey Salomón y destruyeron los babilonios. En el mismo lugar se erigió un segundo templo, que los romanos hicieron añicos y del que sólo queda, como resto, el Muro de las Lamentaciones. Según las tradiciones judía y musulmana, Abrahán estuvo a punto de sacrificar allí a su hijo Isaac.

ISLAM

La Kaaba, La Meca, Arabia Saudita

La Cúpula de la Roca, Jerusalén, Israel.

Peregrinos en torno a La Kaaba, La Meca, Arabia Saudita

El islam tiene tres sancta sanctórum en el mundo. El más importante de todos es la Kaaba o Cubo, en La Meca. El Corán dice que fue construido por Abrahán y su hijo Ismael en el mismo sitio en donde Adán edificó el primer templo para adorar a Dios. Es el punto que fija la «quibla» o dirección hacia la que rezan los musulmanes. El segundo lugar más sagrado del islam es la Mezquita de Medina o del Profeta, que guarda los restos de Mahoma. Y el tercero es la Cúpula de la Roca, edificio que se encuentra en la Explanada de las Mezquitas y que guarda la piedra desde la que, creen los fieles del islam, Mahoma subió al Cielo en un caballo alado para encontrarse cara a cara con Dios.

HINDUISMO

Seguidores del hinduísmo en el rio Ganges, Benarés, India

Ciudad de Benarés, India

Por su parte, el hinduísmo, hermano mayor del budismo, tiene en la ciudad india de Benarés uno de sus lugares más sagrados. Los fieles de esta religión peregrinan hasta esta localidad para limpiar su alma de pecados en las aguas del río Ganges. Además, los hindúes creen que la persona que muere en esta «Ciudad de los Templos», también sagrada para los budistas, se libera del ciclo sin fin de reencarnaciones. Los fieles incineran a sus muertos en las escalinatas o «ghats» que descienden hasta el Ganges.

BUDISMO

 El Templo del Gran Despertar y el Árbol Bodhi, Bodhgaya, India

 El Templo del Gran Despertar y el Árbol Bodhi, Bodhgaya, India

El Árbol Bodhi , Bodhgaya, India


El lugar más sagrado del budismo está alrededor de un árbol, en concreto aquel bajo cuya sombra Siddharta Gautama alcanzó el nirvana o bodhi y se convirtió en buda o iluminado. Junto al Templo del Gran Despertar, en la localidad india de Bodhgaya, se encuentra la higuera sagrada descendiente de aquel árbol.

SINTOÍSMO

El Santuario, Ise, Japón

El Santuario, Ise, Japón


Para el sintoísmo, la religión tradicional japonesa, el punto más cercano a los dioses es el complejo denominado El Santuario. Se encuentra en la ciudad japonesa de Ise y está dividido en dos partes. El llamado santuario exterior está dedicado a Toyouke, diosa de la agricultura y la industria. El santuario Interior, la parte más sagrada, es el hogar de Amateratsu, la diosa del Sol. Esta suprema divinidad de la religión Sinto es el antepasado último del emperador del Japón, el origen de la dinastía que ha gobernado el Imperio del Sol Naciente desde su nacimiento, y a la que debe pertenecer el sumo sacerdote del complejo. Los sintoístas creen que la construcción de El Santuario data del siglo 4 antes de Cristo.





domingo, 26 de agosto de 2012

El Domingo: 5 razones básicas para vivir




Voy a reflexionar sobre el domingo, el día del Señor, y para amenizar la letra, nada mejor que el canto gregoriano del salmo 33: "Gustad y ved, ¡qué bueno es el Señor!, ¡dichoso el que se acoge a Él!"

El domingo es una creación del cristianismo, que ha transformado el antiguo precepto del descanso sabático: "Guardarás el día del sábado para santificarlo,...Seis días trabajarás y harás todas tus tareas, pero el día séptimo es día de descanso para Yahveh tu Dios" (Det. 5, 12-14), convirtiéndolo en el memorial semanal de la Pascua de Cristo, quien con su resurrección ha inaugurado la nueva creación.

El domingo es una Buena Noticia. Su celebración forma parte de la tradición apostólica.

Sin su referente cristiano, el domingo se limita a ser un simple día de asueto, una ocasión para huir de la alienación cotidiana del trabajo, por decirlo así, y saborear lo “bueno de la vida”, aquello que sucede justo cuando acaba el horario laboral.

Sobre esta visión negativa del trabajo, ya hemos hablado aquí: ¡Trabajar no es un castigo!: una teología positiva del trabajo

He visto, incluso, gente que se aburre como una ostra los domingos, o lo que es aún peor, si cabe, que se deprime,... tal es la sensación de vértigo que les invade cuando los días y las horas se vacían de contenido, y van arrastrando el corazón, de distracción en distracción.

En la soledad del domingo, las penas se hacen más pesadas, porque nuestras ocupaciones diarias nos sirven de tapadera, manteniendo los sentidos ocupados. Al llegar el fin de semana, sin horarios ni despertadores, estamos más expuestos al silencio, y algunos vislumbran su vacío interior.

Es una sensación humana muy incómoda, por lo que no es de extrañar que algunos no sean muy amigos del domingo. Cualquier cosa es preferible, antes de tener que "verse" y "sentirse" a sí mismos.

En nuestro camino de discipulado cristiano hemos de recuperar el sabor festivo del domingo, y disponernos a vivir a plenitud la experiencia del día del Señor.

Si queremos convertir el domingo en un acontecimiento de vida, y de renovación humana y espiritual, conviene recordar 5 razones básicas:

1. Centralidad de la Eucaristía: todos los domingos del año son memorial de la Pascua del Señor, de su victoria sobre el pecado, y sobre la muerte. El centro celebrativo de este misterio es la Eucaristía, que nos congrega como asamblea en torno al pan de la Palabra, y al pan del Cuerpo y la Sangre de Cristo. Este es el sentido fundante del domingo, su significado más hondo.

2. Encuentro con familiares y amigos: este día es ideal para compartir con nuestra familia, y también, por qué no, con los amigos, fomentando los lazos de unión y de fraternidad, disfrutando la alegría de estar juntos testimoniándonos recíprocamente el amor. Muchas familias durante la semana apenas tienen tiempo para verse y dialogar, el domingo debería ser una buena oportunidad para encontrarse.

3. Tiempo para orar y leer la Palabra de Dios: en el domingo, libres de nuestras ocupaciones cotidianas, podemos dedicar más tiempo al encuentro con el Señor, en la oración y en la lectura de la Palabra de Dios, profundizando en la amistad con Jesucristo, dando gracias por los dones recibidos, y encomendando nuestras vidas en sus manos.

4. El descanso: hagamos del domingo un tiempo de verdadero descanso, cambiemos las actividades diarias, y optemos por un ocio que nos enriquezca como personas. No lo dejemos como tiempo muerto. Las posibilidades son infinitas: pasear, encontrarse con la naturaleza, practicar algún deporte o hobby, escuchar música, leer, ver alguna película, etc.

 5. Preparación de la agenda semanal: al final del domingo, conviene apartar un tiempo para preparar la  semana que se avecina, fijando las tareas y los objetivos a cumplir,... Esta pequeña planificación nos beneficia enormemente, pues llegamos al lunes con una visión clara de la ruta que hemos de transitar en la semana.

Vivamos el día del Señor no como una ley, sino como una gracia, un tiempo que se nos da para encontrarnos con Dios, con nuestra familia y amigos, con la asamblea cristiana; un alto en el camino para orar, agradecer, y descansar.

¡Qué el Espíritu Santo nos ayude a vivir el misterio salvador del día del Señor! Amén.

Para seguir profundizando en este tema, aquí les ofrezco un material interesante sobre la celebración del domingo: la Carta Apóstolica de Juan Pablo II "Dies Domini", un pequeño libro de Julián López Martín, y material catequético

EL DOMINGO : DESCARGAR



miércoles, 22 de agosto de 2012

El "NO" es efectivo: Sabios consejos a la hora de educar


Dando vueltas por Internet, he encontrado un excelente artículo con una serie de consejos para afrontar con éxito la tarea de educar, y no morir en el intento. Puedo decir, después de más de 20 años por los caminos de la enseñanza, que me identifico totalmente con lo que se afirma allí. 

Lidiar con adolescentes no es nada fácil, pero los adultos no podemos bajar la guardia, y aunque al principio cueste un montón imponerse, luego se recogen los frutos.

Estos consejos no están dirigidos solamente a los padres, también pueden ser muy útiles a  los profesores, especialmente a los que trabajamos en la ESO, considerando sobre todo los problemas de convivencia que con frecuencia padecemos en el aula, merced a una educación permisiva e irresponsable que no beneficia para nada la formación del carácter y la maduración integral de los chicos.

Lo expuesto está en sintonía con una entrada publicada en este blog hace ya un tiempo: Trucos para la gestión del aula en la ESO

A continuación ofrezco integramente el mencionado artículo:

EL "NO" TAMBIÉN AYUDA A CRECER

Pocas veces los adultos nos hemos visto tan desbordados, solos e incluso perdidos en la compleja convivencia y educación de los niños y los jóvenes como en la actualidad. Nos plantan cara, se saltan las normas, son desobedientes y contestones, se ríen de todo y, además, no se comportan adecuadamente en el colegio. Desesperados, muchos padres, tutores y responsables de estos menores no saben qué hacer para que estudien, coman, se acuesten a horas razonables y, en suma, sean más responsables. María Jesús Álava, autora del libro «El NO también ayuda a crecer» (La Esfera de los Libros) ha compartido con nosotros los errores básicos a evitar y las reglas de oro a seguir cuando un padre quiere imponer su autoridad en casa. «Cuando los adultos actúan desde la coherencia se consiguen siempre los objetivos», anima esta psicóloga. 

ERRORES A EVITAR

1)    Intentar ser «colegas» en lugar de padres. Los hijos solo tienen un padre, amigos tienen muchos.

2)    Intentar «comprarlos» haciendo de buenos o poniéndonos de su parte durante el conflicto. 

3)    Protegerles en exceso. Hacer que el mundo gire en torno suyo. «Podemos facilitarles el camino, pero no correrlo con ellos», escenifica Álava.

4) Ceder para evitar males mayores y pensar que esto pasará con el tiempo.

5) Creer que con el diálogo se arregla cualquier situación. 

6) Sacrificar constantemente a otros miembros de la familia.

7) Cerrar los ojos, negar lo evidente y pensar que los demás exageran. 

8) Favorecer el consumismo. «Se empieza por no darle valor a las cosas y se termina por no darle valor a las personas». 

9) Creer sus mentiras y caer en sus trampas y trucos.

REGLAS DE ORO

1)    Tenemos que ser más perseverantes que ellos. 

2) Los discursos sirven de poco, no podemos ser ingenuos. Los niños no reaccionan ante nuestras palabras, sino ante nuestros hechos.

3) Hay que intervenir. No repitamos «esta es la última vez», «esta es la última vez». Esto solo sirve para potenciar aquello que queremos corregir.

4) Unificar criterios entre las principales figuras de referencia y actuar con seguridad.

5) A veces tenemos que asumir papeles incómodos poco populares.

6) No podemos sucumbir en situación de crisis. De ahí es de donde podemos aprender a ver nuestros progresos.

7) No podemos permitirnos bajar el listón ni desanimarnos. Seamos optimistas porque hay solución.

Carlota Fominaya/ @carlotafominaya


Fuente: Periódico ABC

Nuevos graffitis de Jesús


























En mayo del año pasado escribí una entrada presentando una galería de graffitis sobre Jesús, que había recopilado de aquí y allá en mis vagabundeos por la Red: Graffitis de Jesús. Nunca imaginé la aceptación que iba a tener dicho post, de hecho desde hace meses aparece en el cuadro de honor de las entradas más leídas de este blog.

He reunido una nueva selección de graffitis sobre el mismo tema, igual que los anteriores los he tomado de distintas páginas, tanto en inglés como en español, dispersas por todo el orbe del Internet. Me único merito  ha sido reunirlos y ofrecerlos aquí, pensando especialmente en los jóvenes cristianos, sean católicos o evangélicos, deseando que les sirva de motivación a la hora de comunicar a otros su experiencia de salvación en Jesucristo.

Si tú eres joven y has sentido el amor de Jesucristo en tu vida, tú estás llamado a testimoniar a otros jóvenes lo que el Señor, en su bondad, ha hecho contigo. Un joven evangeliza a otro joven.

Tantos muchachos y muchachas, en tantas partes del mundo, que han sido sanados y restaurados por el amor de Jesús, que los ha sacado muchas veces del submundo de la droga, de la violencia o del desarraigo social, que ha llenado su vida de alegría y de esperanza,...¡Anímense, hermanos míos, ustedes son testigos del Cristo Vivo, cuenten a otros lo que han visto y oído, así sea rayando las paredes de su ciudad! 

Jesús de Nazaret no está lejos del mundo juvenil, de sus valores, e incluso de su estética cultural, en lo que de auténtico y hermoso puede haber en ella. Su presencia Resucitada traspasa los muros de la Religión, avanza por las calles, se planta en las esquinas, justo allí donde las gentes se saludan y conversan sus cosas,... 

El graffiti expresa siempre una urgencia comunicativa, el atrevimiento de saltar las formas oficiales de transmisión del mensaje. Cualquier pared puede ser buena a la hora de anunciar el nombre de Cristo, con la vitalidad del color y el movimiento libre de la línea, propios de la cultura del graffiti.

Qué el santo nombre de Jesús sea verdadera medicina para cuantos lo invocan, y traiga esperanza, salvación y gracia allí donde lo encontremos, tanto en el templo como en medio de nuestras calles y plazas. Amén.

lunes, 20 de agosto de 2012

Las crisis económicas en la Biblia: El caso de José en Egipto



¿Habla la Biblia de crisis económicas? Un simple recorrido por las Sagradas Escrituras nos revela que, efectivamente, con relativa frecuencia, el pueblo de Dios ha tenido que enfrentar, a lo largo de su historia, problemas de penuria económica y de escasez, con las duras consecuencias que ello acarrea: emigraciones, situaciones de violencia y explotación, pobreza, etc.

Quizás por el cansancio que experimento ante los discursos vacuos de nuestros dirigentes, he decidido buscar en la Biblia alguna palabra de sabiduría que ilumine nuestras crisis actuales. Mi mirada no es la del exegeta especialista, ni mucho menos, sino la de un simple creyente que intenta escuchar la voz del Señor en medio de los entresijos de la historia.

Mientras más leemos la Palabra de Dios, más vamos adquiriendo una mirada creyente, teologal, de los acontecimientos que jalonan nuestra existencia. Es lo que San Pablo llama renovar la mente (Rom. 12, 2), una transformación de nuestra manera de pensar, pues los cristianos hemos de tener la mente de Cristo (1 Cor. 2, 16).

La historia de José, el hijo de Jacob, en Egipto

La primera parada de la travesía es el texto bíblico quizás más emblemático sobre el tema de las crisis: el caso de José en Egipto (Gen. 37, 2 – 50).

A quienes nunca lo han hecho, les invito a leer de corrido la historia de José, el hijo de Jacob. A través de esta narración conocemos cómo la descendencia de Abraham se establece en el país de Egipto.

La historia es bien conocida: José, hijo de Jacob, es vendido por sus hermanos a unos mercaderes que lo trasladan a Egipto, allí se convierte en el mayordomo de Putifar, un alto funcionario del Faraón. Acusado injustamente por la esposa de su amo, que pretende los amores del joven hebreo, es encarcelado.

Mientras está en la cárcel, interpreta los sueños del copero y del panadero del Faraón, compañeros de su infortunio. Su vaticinio se cumple exactamente, pero es relegado al olvido.

En este contexto, el Faraón tiene un sueño singular: la visión de siete vacas gordas y saludables, seguidas de siete vacas famélicas que consumen a las vacas rollizas. En un segundo momento, esa misma noche, contempla siete haces florecientes de trigo, y a continuación siete haces pobres y resecas del mismo cereal.

En vano el Faraón llama a consulta a los sabios y entendidos de su pueblo, nadie logra una interpretación satisfactoria del sueño. El copero se acuerda entonces de José, quien comparece de inmediato ante el Soberano. El hijo de Jacob le explica, por fin, el significado de su enigmática visión nocturna:

Las siete vacas buenas son siete años de abundancia y las siete espigas buenas, siete años son: porque el sueño es uno solo. Y las siete vacas macilentas y malas que subían después de aquéllas, son siete años; e igualmente las siete espigas flacas y asolanadas, es que habrá siete años de hambre. (Gen. 41, 26-27)

En previsión de lo que Dios ha revelado a Faraón, José le sugiere que ponga al frente del país a un hombre prudente, que sea capaz de guardar en graneros,  durante los años de abundancia, el quinto de los víveres, y de los productos de la tierra, de tal forma que cuando sobrevenga el hambre, la población tenga recursos suficientes para alimentarse.

El Faraón no sólo acepta su propuesta, sino que le nombra Primer Ministro, para que él mismo se encargue de realizar lo que aconseja, dotándolo de plenos poderes para ello. Su política da resultado: al sobrevenir la crisis, el país está preparado y puede afrontar la escasez sin perecer, pudiendo incluso surtir de alimentos a otras naciones vecinas.

Básicamente esta es la historia, a continuación se inserta el accidentado encuentro del Primer Ministro egipcio con sus hermanos, y con su padre Jacob, quienes bajan de Canaán a Egipto en busca de alimentos.  

¿Qué enseñanzas se derivan de esta bella historia bíblica? 

Sin pretender agotar su riqueza, ni mucho menos, podemos, a título de ensayo, espigar algunas consideraciones.

Las situaciones de abundancia, y de escasez, están presentes en la historia, y forman parte de la vida de los pueblos, razón por la cual no deberíamos sorprendernos de su aparición en el contexto actual.

Cuando los países disfrutan de períodos de abundancia pueden ser víctimas de una ilusión: ¡la prosperidad será para siempre! Una creencia sumamente peligrosa que no favorece el que se tomen medidas preventivas, frente a una posible situación de escasez.

Además, si no tenemos conciencia de lo frágil que puede llegar a ser nuestra aparente seguridad económica, corremos el riesgo de instalarnos en una actitud de derroche, y de irresponsabilidad, en el uso y el disfrute de los recursos.

Cuando hay abundancia, nadie quiere escuchar hablar de ahorro, ni de recortar gastos, ni de austeridad. Me imagino que para guardar el quinto de las riquezas, los egipcios tuvieron que hacer algún esfuerzo, eso está claro.

Precisamente por eso, esta historia habla de un uso racional e inteligente de los medios económicos, especialmente en los tiempos de abundancia. Saber administrar con sabiduría el fruto del trabajo, y la riqueza de la tierra, con criterios de equidad y prudencia, con la humildad de saber que mientras vivimos nunca tendremos una absoluta seguridad sobre las circunstancias de nuestra vida.

Administrar sabiamente los recursos que Dios pone en sus manos es un carisma del que goza José desde el principio de la narración: cuando trabajaba a las órdenes de Putifar (39, 5 y ss.), y también en la cárcel, (39, 23). Su sabiduría como líder llega a plenitud en el ejercicio de su misión como Primer Ministro.

Deberíamos pedir todos al Señor ese don: saber administrar con sabiduría los bienes que nos ha confiado. Especialmente los que tienen cargos de gobierno, necesitan este carisma.

Otro aspecto interesante que aparece en esta historia, es la intervención directa del Estado como responsable de la seguridad alimentaria de la población. A pesar de lo que digan los sacrosantos dogmas del liberalismo económico, los países no pueden permanecer pasivos a la espera de que el “mercado” arregle los problemas por sí mismo.

Sí el Faraón hubiera sido un militante del credo liberal, le hubiera respondido a José que no intervendría en la economía del país, sino que dejaría que el “mercado” ajustase las cosas por su cuenta, aunque la mitad de la población se quedara en la cuneta, y pasara hambre.

Afortunadamente, no fue así.

Hoy, en Europa, sufrimos los estragos de una política de no intervención de los Estados, ni como promotores de la actividad económica, ni en la creación de empleo, ni en la asistencia a la población en sus necesidades más básicas de subsistencia, ni siquiera poniendo freno a la voracidad especulativa de los mercados financieros. Nada.

Cuando el Estado deja de cumplir su misión de defender a la población en riesgo de pobreza, de crear las condiciones para que todos logren vivir dignamente, y no solamente un grupito, ese Estado ha perdido su sentido moral.

Es el reino del neoliberalismo salvaje.

Una política, como se ve, opuesta totalmente a la sabiduría de la Biblia, y que en España ha producido 5.000.000 de desempleados, y más de 1.700.000 hogares sin ingresos.

Con la historia de José, la Palabra de Dios nos enseña que los gobiernos han de actuar con responsabilidad de cara a la población, y servir de garante para que el hambre y la pobreza no se instalen en ella.

Es una reflexión interesante.

No se trata de abandonar las políticas de austeridad, que seguro también aplicó José en  Egipto, sino de recuperar el sentido social de la economía, que debe estar al servicio del ser humano, y no en función del lucro, o de los intereses de la banca.

Es lógico que buena parte de la ciudadanía española, en la actualidad, responsabilice a los políticos de la penuria económica que padecemos. Hemos soportado, en estos últimos años, el peso de una dirigencia carente de una visión sensata sobre el manejo de las riquezas del país. Algunos, no todos por supuesto, se han aprovechado de su posición para enriquecerse, abandonando su misión de administrar, con honestidad y prudencia, los bienes que son comunes a todos.

Desde este relato, comprendemos la importancia de tener al frente de la cosa pública a hombres y mujeres sabios y prudentes, de solvencia moral, que sepan gerenciar los recursos con criterios de previsión y eficiencia.

En este sentido, José como líder es, sencillamente, extraordinario. Administra rectamente los asuntos que se le encomiendan, y procura la prosperidad allí por donde pasa. Es un hombre digno de fiar, con un corazón generoso capaz de perdonar a sus propios hermanos que lo han vendido como esclavo. No abusa de su posición para vengarse de aquellos que le han hecho daño, ni pretende su propio interés.

Su seguridad en sí mismo es absoluta, no le dice al Faraón lo que quiere escuchar, como hacen los aduladores de turno, sino aquello que entiende es la verdad.

¡Ojalá tuviéramos en nuestro mundo de hoy, y en España, muchos dirigentes como José!

Dios, el sentido último de la historia, y de sus crisis

Aunque siento que no he agotado el tema, concluyo con una enseñanza que está en el trasfondo del relato: el sentido de los acontecimientos en la vida de José, y que se sintetiza en una idea que repite dos veces a sus hermanos:

Yo soy vuestro hermano José, a quien vendisteis a los egipcios. Ahora bien, no os pese mal, ni os dé enojo el haberme vendido acá, pues para salvar vidas me envió Dios delante de vosotros (…) O sea, que no fuisteis vosotros los que me enviasteis acá, sino Dios, y él me ha convertido en padre de Faraón,...(Gen. 45, 4-5. 8)

Y más adelante, el mismo pensamiento:

Aunque vosotros pensasteis hacerme daño, Dios lo pensó para bien, para hacer sobrevivir, como hoy ocurre, un pueblo numeroso (Gen. 50, 20)

Es decir, todas las desgracias que han ocurrido en la vida de José: el ser vendido como esclavo por sus propios hermanos, el sufrir la cárcel por una acusación falsa, etc., Dios las ha permitido porque esperaba obtener un bien mayor en la vida de su siervo.

Esta convicción, que recorre toda la Biblia, me llena de profunda esperanza.

El sentido último de nuestras crisis, y de nuestros sufrimientos, está en Dios que conduce con amor providente nuestra vida, y que busca siempre lo mejor para sus hijos e hijas, pues todo lo permite siempre para nuestro mayor bien.

Que se nos conceda la fe para tener esta visión de la historia, y de sus crisis, la misma que tuvo el israelita José, el hijo de Jacob, el que llegó a ser Primer Ministro del Faraón. Amén.

Marcelo