domingo, 6 de octubre de 2013

¡Libertad!: Rendir la vida al Señor Jesucristo


Dios, que nos creó a su imagen y semejanza, nos ha dado el don precioso de la libertad.

La libertad tiene siempre un correlato: la responsabilidad. Porque soy libre, respondo por mis actos, mis decisiones me pertenecen, tanto si elijo el bien, como si el elijo el mal. 

Por mis actos seré juzgado.

San Pablo en la carta a los Romanos (Cap. 7) habla del drama del hombre que se complace en su mente en la Ley de Dios, pero que es arrastrado por la fuerza del pecado. No hace el bien que quiere, sino el mal que no desea. 

¡Qué esclavitud!




La Ley aunque es buena no nos salva, necesitamos la gracia salvadora de Jesucristo. La fe en Él, en el Hijo de Dios, que murió y resucitó por nuestros pecados, nos libera de esta situación tan contradictoria. Dios, por su Espíritu Santo, cambia nuestro corazón, ese es el poder bendito de la santa Pascua. 

Llevemos los pecados, vicios y miserias que nos esclavizan a los pies de Jesús crucificado, confiémosle a Él lo que somos, con toda nuestra historia de fracasos y victorias, de caídas y de vueltas a empezar. 

Con total confianza, él ha muerto por ti y por mi, y nos ama con un amor personal. Créelo.

Acudamos al Sacramento de la Reconciliación, esa gracia tan grande que ha dejado Jesús en su Iglesia: el poder de perdonar los pecados. (Jn. 20, 23)

Cuando un sacerdote nos da la absolución, es Cristo mismo quien nos perdona.

Su sangre santísima nos lava, su poder nos resucita de la muerte. 

En nuestra sociedad post-cristiana se ha banalizado la realidad terrible del pecado, como si nuestras actos no tuvieran consecuencias. 

Nuestras conciencias necesitas ser iluminadas con la Palabra de Dios, para que nuestra mente sea transformada.

Es por eso que una experiencia de libertad sin el conocimiento de la verdad que viene del Señor Jesucristo es mentirosa y fuente de mayores esclavitudes. 

Verdad y libertad van siempre de la mano. 

La mayor libertad de este mundo: rendirse totalmente en obediencia a Dios, reconocer a Jesús como el único Señor y Salvador de nuestras vidas. Amén.

"Si os mantenéis en mi Palabra, seréis verdaderamente mis discípulos, y conoceréis la verdad y la verdad os hará libres"          (Jn. 8, 31-32)

2 comentarios:

  1. Saludos Marcelo, aquí la síntesis perfecta de la libertad "La libertad tiene siempre un correlato: la responsabilidad. Porque soy libre, respondo por mis actos, mis decisiones me pertenecen, tanto si elijo el bien, como si el elijo el mal". Por gracia contamos con el modelo perfecto de hombre, Cristo. Imitándolo, transformándonos en Él, lograremos fortalecer nuestras acciones mediante la virtud y estar más seguros de que obramos el bien... Un saludo, amigo.

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    1. Este tema de la libertad está en el centro de cualquier reflexión seria sobre el misterio de la persona humana,... en la experiencia de Jesús de Nazaret encontramos el camino para crecer en humanidad,... muchas gracias por tu comentario,...Un saludo, amigo

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