martes, 30 de junio de 2015

Santos protomártires de Roma: "Teniendo delante la nube de testigos"

"La última oración de los mártires cristianos", Jean Leon Gerome
"Mártires cristianos en el Coliseo", Konstantin Flavitsky

"El escogió la fe", Pavel Ryzhenko

"Antorchas de Nerón", Henry Siemradzky

 "La Dirce cristiana", Henry Siemradzky
"Teniendo delante tan gran nube de testigos,...
corramos con fortaleza la prueba que se nos 
propone, fijos los ojos en Jesús,..
Heb. 12, (1-2)

Hoy la liturgia recuerda a los Santos protomártires de la Iglesia de Roma.

Recuerdo haber visto de niño en la tele la película QUO VADIS, una impresionante megaproducción hollywoodense de los 50, sobre la persecución que sufrió la iglesia de Roma en tiempos de Nerón hacia el año 64. 

Según afirma la tradición, acusados los cristianos por el emperador de ser los causantes del incendio de la ciudad, fueron sometidos a torturas, convertidos en antorchas humanas, crucificados, y entregados a las bestias en los juegos del Coliseo.

De esta persecución da testimonio el historiador Tácito en su obra "Annales": 

«Pero ni con los medios humanos, ni con la generosidad del emperador o el aplacamiento de los dioses desaparecía la mala fama por la cual se creía que el incendio había sido provocado. Por ello, para acabar con el rumor, Nerón presentó como reos y sometió a refinados castigos a quienes, odiados por culpa de sus inmoralidades, la gente llamaba ‘cristianos’. El fundador de la secta, fue Cristo, el cual, imperando Tiberio, había sido ajusticiado por orden de Poncio Pilato, procurador de la Judea; y aunque por entonces se reprimió algún tanto aquella perniciosa superstición, tornaba otra vez a reverdecer, no solamente en Judea, origen de este mal, sino también en Roma

Fueron, pues, detenidos al principio los que profesaban públicamente esta religión, y después, por delaciones de aquellos, una multitud infinita, no tanto por el delito del incendio que se les imputaba, como por hallarse convictos de aborrecimiento al género humano. Añadióse a la justicia que se hizo de estos la burla y escarnio con que se les daba la muerte

A unos vestían de pellejos de fieras, para que de esta manera los despedazasen los perros; a otros ponían en cruces; a otros echaban sobre grandes rimeros de leña a los que pegaban fuego para que, ardiendo con ellos, sirviesen de alumbrar en las tinieblas de la noche».

Otro documento antiguo que habla sobre estos hechos es "La Carta a los Corintios"escrita por el Papa San Clemente de Roma.

Esta matanza de cristianos marcó la pauta de la situación que vivirían los seguidores del Camino hasta comienzos del siglo IV: períodos de cruel persecución intercalados con períodos de relativa paz y tolerancia. 

De todo ello tenemos abundante testimonio en esa joya de la literatura cristiana antigua que son: Las actas de los mártires, verdadero tesoro de espiritualidad que ha nutrido la fe de generaciones y generaciones de discípulos de Jesús.

Eran tiempos en que ser cristiano significaba estar fuera de la ley, tiempos en que ser discípulo te podía costar la vida.

En realidad las persecuciones nunca han estado ausentes de la vida de la Iglesia, ellas son signo de la autenticidad de nuestro seguimiento al Señor: "Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa" (Mt. 5,11). Y además san Pablo nos recuerda que todos los que queremos vivir piadosamente en Cristo Jesús seremos perseguidos. (2 Tim. 3,12).

Hoy vemos con el corazón roto la masacre que se está perpetrando contra los cristianos del Medio Oriente y África por parte de grupos extremistas musulmanes, un mártirio de sangre que nos recuerda las atrocidades de la Roma antigua.

Pero también aquí en Europa, y en general en Occidente, hemos comenzado a vivir los cristianos tiempos de persecución aunque de manera, hasta ahora, incruenta. Una ideología que propugna un laicismo radical ha ido infiltrando en la sociedad una mentalidad anti-cristiana que pretende erradicar de la cultura todo vestigio de fe en Jesucristo.

En nombre de este laicismo se insulta y se ridiculiza a las personas y sus creencias, se ofenden sus sentimientos religiosos, se les silencia en los medios de comunicación social, se manipulan con mentira sus palabras, se arremete contra todo lo que los cristianos consideramos sagrado.

A veces de una manera más directa, a veces solapadamente, pero todo esto está sucediendo ahora mismo en España, y, en general, en toda Europa.

Si esto no es persecución, más o menos disfrazada, que alguien me diga como llamarlo.

Ante estos tiempos adversos, tengamos delante de los ojos "la gran nube de testigos", estos hombres y mujeres del siglo I, que asistidos por la gracia del Espíritu Santo y siguiendo en todo al Crucificado confesaron la fe que profesamos con la sangre de su martirio.

Que el Señor nos guarde a todos en su gran misericordia. Amén.

@elblogdemarcelo

domingo, 28 de junio de 2015

Arte y Clase de Religión: 10 pinturas sobre la resurrección de la hija de Jairo

1.Ilya Repin

2. Gabriel Von Max

3. Stanley Spencer

4. Yelena Cherkasov

5. William Sidney Mount

6. Paolo Veronese

7. Vasily Polenov

8. Johann Friedich Overbeck

9. Som Vag Batvg

10. Henry Thomson
He reunido una pequeña galería de 10 cuadros sobre la resurrección de la hija de Jairo. A continuación una propuesta para estudiar en clase, por ejemplo, los milagros del Evangelio en la pintura. Un tema interesante dentro del bloque dedicado a Jesucristo del programa de Religión.

Secuencia:

1. Proyectar en clase cada una de las pinturas seleccionadas.

2. Preguntar a los alumnos si conocen de qué tema se trata, el pasaje del Evangelio a que hace referencia el cuadro. Escuchar sus primeras impresiones sobre las pinturas.

3. Pedir a un alumno que lea uno de los pasajes del Evangelio de la resurrección de la hija de Jairo: Mateo 9, 18-26 / Marcos 5, 21-43 / Lucas 8, 40-56.

4. Proyectar de nuevo las pinturas y analizarlas con ellos en base a la lectura que han escuchado:

Preguntas posibles para el análisis:

4.1. ¿Qué personajes están presentes en el cuadro? ¿Quiénes son? ¿Qué hacen?

4.2. ¿Qué actitudes-sentimientos-emociones reflejan estos personajes?

4.3. ¿Qué hace Jesús? ¿Cuáles son sus gestos? ¿Qué revelan estos gestos sobre su identidad?

4.4. Características del espacio físico, distribución de la luz y de las sombras, los colores que prevalecen, objetos que se destacan.

4.5. ¿Cuál de las pinturas refleja mejor el pasaje del Evangelio que hemos leído? ¿Cuál es tu preferida? ¿Por qué?

5. Conclusión: ¿Qué significan los milagros de Jesús que aparecen en los relatos del Evangelio?  

* Son signos que acompañan el anuncio de la llegada del Reino de Dios, el tema central de la predicación de Jesús en su vida pública.

* Son manifestación del amor salvador y misericordioso de Dios por los hombres, especialmente por los que sufren, los pobres, los enfermos, etc.

* A través de ellos vamos descubriendo la identidad de Jesús, el Mesías, el Hijo de Dios.

@elblogdemarcelo

jueves, 25 de junio de 2015

¿Qué significa el Aleluya de Händel? Biblia y música clásica


La palabra hebrea ALELUYA, que significa "Alabado sea Yahvé", aparece continuamente en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, siempre en un contexto de júbilo y de alabanza a Dios.  La expresión es patrimonio común de judíos y cristianos.

En la liturgia de la Palabra de la misa el canto del Aleluya, seguido de una antífona, precede a la proclamación del Evangelio. La asamblea se pone de pie y escucha con alegría y fe expectante la buena noticia de la salvación que nos ha sido dada por Jesucristo.

En los tiempos de cuaresma y de adviento tanto el Aleluya como el Gloria se omiten. La comunidad quiere significar así que se está preparando, en conversión y en esperanza, para celebrar  los grandes momentos de la historia de la salvación: la Navidad y la Pascua.

Así como el Gloria que se canta en la misa de Nochebuena nos recuerda la alabanza de los ángeles en el nacimiento del Mesías: "Gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los hombres en quienes él se complace" (Lc. 2,14), el Aleluya es por antonomasia el canto de la Pascua.

El Aleluya cristiano tiene sabor pascual porque la salvación que Dios prometió, y que fue preparando a través de la historia de Israel, se ha realizado ya definitivamente en la victoria de la resurrección del Señor. El ha sido glorificado y está sentado a la derecha del Padre, él ha heredado el Nombre sobre todo Nombre, ante él se doblará toda rodilla, y toda lengua confesará: "... que JESÚS ES SEÑOR para gloria de Dios Padre" (Flp. 2, 6-11).

En el tesoro de la música clásica encontramos muchos y muy hermosos Aleluyas. Mozart, Beethoven, Bach, Palestrina, Vivaldi, entre otros, nos han dejado obras muy dignas de admiración por su belleza y arte. Entre ellas se destaca el famoso Aleluya de Händel, una pieza que forma parte del Oratorio El Mesías, compuesto en 1741 y que es un canto a Jesucristo, en el misterio de su encarnación, pasión y glorificación como Rey y Señor.

El Aleluya de Händel es música del cielo. 

Cuenta la tradición que el músico compuso esta obra en un arrebato de inspiración, cuando en medio de una penosa situación de sufrimiento, acosado por las deudas y enfermo, clamó a Dios pidiendo su misericordia. El resultado de esta oración es esta obra extraordinaria, este Aleluya sublime por el cual nunca quiso recibir ninguna paga pues afirmaba que no le pertenecía. Véase: El Rey se puso de pie

El texto de este Aleluya está adaptado del capítulo 19 del libro del Apocalipsis: Es el canto de los redimidos que proclaman el reinado eterno de Cristo, su victoria final como Rey de Reyes y Señor de Señores. 

Esta imagen que ofrece el último libro de la Biblia, escrito probablemente durante la terrible persecución que sufren las iglesias bajo Nerón y Domiciano a finales del siglo I,  alienta la esperanza de los discípulos y les da un gran consuelo: a pesar de que las fuerzas del mal parecen imponerse en la historia, Cristo reinará eternamente, suya es la victoria definitiva. 

Escuchar en Clase de Religión esta pieza única de la música sacra, además de promover las competencias básicas, puede ser un buen recurso para explicar, por ejemplo, temas relacionados con la liturgia cristiana, el tiempo de Pascua, el libro del Apocalipsis y la fe en Jesús, el Cristo. 




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miércoles, 24 de junio de 2015

La entrevista de Risto Mejide al padre Fortea: La siembra del odio ¿a dónde nos llevará?


Anoche después de ver la entrevista de Risto Mejide, un personajillo de la TV española, al padre Fortea, me puse a revisar por Internet la propaganda que hizo el nazismo para predisponer a la opinión pública alemana contra los judíos.

Aunque el odio a los judíos ya tenía antecedentes, la ideología nazi lo promovió directamente, justificando el antisemitismo con mil argumentos y argucias.

La persecución empezó con viñetas y artículos de prensa, y terminó, años más tarde, en los campos de concentración y en el Holocausto. Entretanto el pueblo alemán, sometido a una especie de lavado de cerebro colectivo, miraba para otro lado.

Alguno dirá que estoy exagerando, que no es para tanto,  pero es que percibí en Risto Mejide un odio tan grande a los cristianos, una intención tan maleva en sus ojos, en sus palabras, en la escenografía misma del plató, de humillar y ridiculizar al  sacerdote entrevistado, que fue inevitable relacionar una cosa con otra.

Ese odio del presentador lo conozco, lamentablemente me he topado con él bastantes veces en España.

Ese odio, que se ha sembrado y que se está sembrando, ¿a dónde nos llevará? No hace falta tener el don de profecía para anticipar las tempestades que nos aguardan a los cristianos que vivimos en España. Al tiempo.

Todos los días, desde hace años, por poner un ejemplo, "El País", uno de los principales periódicos en lengua española, ofrece una noticia en contra de la Iglesia. Continuamente, sin ningún pudor ni respeto a la verdad, tergiversan lo que dicen los obispos y representantes de la Iglesia.

No es extraño que estos medios hayan logrado convertir a los obispos y sacerdotes en personas odiosas de cara a la opinión pública. La campaña mediática contra ellos ha sido particularmente virulenta e implacable. Se silencia todo lo positivo que pueda haber en sus palabras y en sus gestos, se enfatiza y retuerce hasta el infinito todo lo negativo.

No es extraño tampoco que el laicismo haya ido calando en la opinión pública. He visto con estupor estos días a varios políticos jurar sus cargos manifestando expresamente su ideología laica. La pretensión es, sencillamente, eliminar todo referente cristiano de la vida ciudadana e imponernos a todos una visión única de la vida, de la familia, de la persona humana, de la sociedad, de la moral, etc.

La meta es que los cristianos desaparezcamos de la vida social y nos convirtamos en ciudadanos de segunda clase. Percibo, ojalá me equivoque, que cada vez más vivimos bajo una dictadura basada en el relativismo anti-cristiano. 

En este contexto que anticipo, me hago muchas preguntas: ¿dónde quedará la libertad de conciencia?, ¿y la libertad religiosa?, ¿y la libertad para manifestar públicamente mis convicciones?, ¿y la libertad de los padres para educar a sus hijos según sus creencias?, ¿y la libertad para llevar una cruz en el pecho?, ¿y la libertad para salir en procesión pública y festivamente con nuestros santos? ¿y la libertad para predicar el evangelio?, ¿y la libertad para celebrar el culto sin que unos desalmados lo interrumpan violentamente?,… ¿Serán respetadas estas libertades?, ...¿sí o no?

Porque esta es la gran cuestión: la libertad, el don  más sagrado del ser humano.

A pesar de que nos prometen una sociedad más abierta, yo no percibo ni tolerancia, ni respeto, ni pluralismo, ni amor a la verdad, lo que siento es animosidad, odio, intolerancia, irrespeto y fanatismo anti-religioso.

¿Cuál debe ser nuestra actitud como cristianos en medio de este contexto que se vive en España?

Creo que lo primero es evitar ser ingenuos. Me parece que la asistencia de Fortea al programa de Risto Mejide fue un acto de ingenuidad que hemos pagado todos. Y lo digo en plural porque cuando se ofende y humilla a un sacerdote, ofenden y humillan la fe de cada cristiano. Ni más ni menos.

Lo segundo es no tener miedo de declararnos cristianos públicamente, aunque socialmente nos desaprueben. Es nuestro derecho como ciudadanos. Precisamente lo que quieren es que nos callemos, que disimulemos nuestra pertenencia a la Iglesia, que vivamos nuestra fe en el armario, que muramos socialmente. No cedamos en esto.

Participemos activamente en la vida ciudadana, demos nuestra opinión, ejerzamos nuestro derecho a expresar lo que pensamos. Los cristianos tenemos una palabra que decir, y, por lo pronto, se nos permite hacerlo. No sabemos por cuánto tiempo. Evitemos, eso sí, las discusiones inútiles con gente intolerante que no respeta ni la fe ni las ideas ajenas. Suelen ser bastante agresivos y no buscan el diálogo sincero. Risto Mejide sería un buen ejemplo.

Apoyemos todas las causas socialmente justas, la defensa de los derechos humanos, el trabajo por la justicia social. Testimoniemos proféticamente la solidaridad que brota del Evangelio y colaboremos en el bien común. Vivamos la opción por los más pobres, como nos exhorta el Papa Francisco.

Amemos a nuestros enemigos, como nos enseña el Evangelio, no devolvamos mal por mal, ni caigamos en la tentación del odio. Recordemos que lo propio del cristiano es el perdón.

Finalmente, es tiempo de conversión, de vivir intensamente el Evangelio, de dar testimonio y, sobre todo, de oración, de mucha oración.

Todo esto que he escrito lleva bastante tiempo incubándose dentro de mí.

Me siento hijo de esta Iglesia Católica española que ha soportado en su larga historia de dos milenios varias persecuciones, que ha testimoniado la fe con la sangre de los mártires. Me siento solidario con ella y la amo a pesar de todo su pecado y de todas sus miserias. Es la comunidad que me ha engendrado a la vida nueva en Cristo por la predicación de la Palabra y los sacramentos.

Que el Señor Jesús, que ha prometido estar con nosotros todos los días hasta el final de los tiempos, nos guarde siempre en su misericordia. Amén.

@elblogdemarcelo


martes, 23 de junio de 2015

Bach en clase de Religión: "Jesús, alegría de los hombres"


Los testimonios son unánimes: los que se encuentran personalmente con Jesús se llenan de alegría, "Los discípulos se alegraron de ver al Señor" (Jn. 20, 20). Todo el Nuevo Testamento es una invitación al gozo: "..., os anuncio una gran alegría, que lo será para todo el pueblo,..." (Lc. 2, 10).

A esta experiencia del gozo cristiano se refiere la Cantata BWV 147 del compositor Johann Sebastian Bach (1685-1750), titulada en alemán: Jesus bleibet meine Freude y conocida en español como "Jesús, alegría de los hombres".

Se trata de un pequeño himno que confiesa lo que Jesús significa en la vida del creyente: alegría, consuelo, fortaleza. El que canta desea tenerlo siempre delante de los ojos y en el corazón. No parece ser una plegaria litúrgica, el clima es claramente sentimental e intimista, muy acorde con la espiritualidad luterana.

Los cristianos oramos con la inteligencia, y también con el corazón. A veces comunitariamente, a veces en la soledad de nuestro cuarto. Sabemos que el Señor nos escucha, sea que le hablemos con palabras sencillas o con el pensamiento, o que simplemente le miremos en silencio y pasemos un rato acompañándole.

¿Explicar lo que significa orar para un cristiano forma parte de la Clase de Religión? Por supuesto. La oración es el corazón de la experiencia religiosa. Una practica que compartimos universalmente todas las religiones, aunque cada una tenga sus propias tradiciones y ritos. 

Ora el musulmán cuando rinde culto a Dios postrado en dirección a la Meca, y el budista cuando se recoge para meditar. Oramos los cristianos cuando participamos en la celebración eucarística y cuando le presentamos al Señor nuestras necesidades en la oración personal.

Incluso, me atrevería a decirlo, más allá de que sigamos una religión o no, todos hemos orado alguna vez, aunque sea en lo profundo del corazón. 

Pues bien, Bach nos cuenta su experiencia, y lo hace a través de un himno, la belleza de su música nos cautiva a todos por igual. No nos quedemos sólo en las notas, detrás de la melodía hay un hombre que celebra el gozo de Jesús.

Aquí les dejo la letra:

Texto original en alemánTraducción
Jesus bleibet meine Freude,
meines Herzens Trost und Saft,
Jesus wehret allem Leide,
er ist meines Lebens Kraft,
meiner Augen Lust und Sonne,
meiner Seele Schatz und Wonne;
darum lass' ich Jesum nicht
aus dem Herzen und Gesicht.
Jesús sigue siendo mi alegría,
consuelo y bálsamo de mi corazón.
Jesús me defiende de toda pena.
Él es la fuerza de mi vida,
el gozo y el sol de mis ojos,
el tesoro y la delicia de mi alma;
por eso no quiero a Jesús
fuera de mi corazón y de mi vista.

@elblogdemarcelo


domingo, 21 de junio de 2015

¿Qué significa tener éxito? Dos visiones contrapuestas




“Cristo murió por todos,
para que los que viven ya no vivan para sí,
sino para el que murió y resucitó por ellos.”
(2Cor 5, 15)

Oficialmente, comienza el verano. Hoy, el día más largo del año, el sol prolonga sus rayos hasta besar los límites de la noche.

Junio es mes de orlas y graduaciones, en medio del corre-corre de las fotos, las felicitaciones, los discursos, las frases más socorridas giran en torno al deseo que manifestamos de que los graduandos puedan cumplir sus metas, auto-realizarse, alcanzar sus sueños, etc. y, de paso, faltaría más, que sean muy felices en el intento.

Cada vez que las escucho pienso en la aparente “inocencia” de las cosas que decimos. Estas formulas estereotipadas presuponen que la razón de nuestra existencia radica en el logro de nuestros sueños y deseos, realizarnos, triunfar,…

Existe toda una literatura que justifica esta mentalidad y ofrece fórmulas para que vayamos avanzando en este propósito. De vez en cuando surge algún gurú que promete tener el método definitivo, la piedra filosofal, para que la gente cumpla sus sueños y aparecen libros sobre el tema que se convierten en bestsellers; porque quien más, quien menos, todos queremos que se haga realidad lo que nos enseñaron que había que buscar por sobre todas las cosas: el éxito.

Aclaro en seguida que no tengo nada en contra de esta literatura, y que incluso muchos de estos libros tienen propuestas muy interesantes para crecer emocionalmente, hacerse un plan serio de vida, superar situaciones difíciles, etc.

Lo que subrayo es el mensaje de fondo que prevalece en estos libros: ¡viva usted para sí mismo!, ¡sea un hombre, o una mujer, de éxito!

Para alguien que no sea creyente, todo esto puede estar muy bien. Pero digámoslo de una vez: vivir para si mismo, concentrarse en lograr sueños y realizarse, etc. no puede ser el centro de gravedad de un cristiano.

A veces he visto, con verdadero estupor, como esta concepción se ha infiltrado incluso en ambientes cristianos. Son esas predicaciones que prometen prosperidad, o que apelan al pensamiento positivo, o a otras tradiciones espirituales que nos han venido de la mano de la nueva era.

Pero la fe en Jesús es otra cosa. Es seguimiento y entrega de la propia vida. El que quiera salvar su vida, la perderá; y el que pierda la vida por él, y por el evangelio, la encontrará (Mc. 8, 35)

Busquemos la razón de nuestra existencia en la Palabra de Dios. Ella es lámpara para nuestros pasos y luz en el sendero (Sal 118), ella nos revela el misterio mismo de nuestra existencia.

Guiados por la Palabra descubrimos que Dios nos conocía desde la eternidad infinita de su amor, "con amor eterno te he amado" (Jr. 31, 3), que nos ha creado con un propósito bien concreto: que compartiéramos con él la felicidad del cielo, que fuéramos santos e irreprensibles delante de él por el amor (Ef. 1, 4 y ss).

Destinados a ser santos, a participar de la gloria bendita de Jesucristo (Col. 1, 12), no estamos en este mundo por casualidad, el tiempo y las circunstancias de nuestras vidas han sido pensadas por Dios para que se cumpla en nosotros su propósito (Jer. 1, 5).

La Biblia nos muestra que a cada hombre Dios confía un papel en el plan de salvación que tiene con la humanidad (Rom. 8, 28-30). Abraham, Moisés, David, los profetas, la Virgen María, los apóstoles, son nuestro ejemplo, a todos ellos los escogió el Señor. En un momento dado de sus vidas le dijeron sí a Dios, aceptaron libremente el designio que tenía con ellos, y se entregaron generosamente a la misión que les encomendó (Ef. 2, 10).

Lo que ha sucedido en ellos, acontece hoy en nosotros. Igual que llamó a Pedro, Santiago y Juan, nos llama a ti y a mi. Por nuestro propio nombre (Jn. 10, 3)

Para que podamos cumplir nuestra misión se nos conceden una serie de dones o carismas (1Cor 12). Según la parábola de los talentos hemos de salir de nosotros mismos, arriesgarnos, y hacer que esos regalos fructifiquen y se multipliquen (Mt. 25, 14-30).

Lo que la Palabra de Dios revela en definitiva es que tenemos una misión en este mundo, y ello a lo mejor incluye formar un hogar, educar unos hijos, dedicarse a la enseñanza, o a la investigación médica, ser misionero, o practicar deporte de élite. Lo que hagamos, en realidad, es lo de menos, lo importante es ser fiel a la tarea que Dios nos ha encomendado.

Habría tantas cosas que decir sobre este tema, porque está tan grabado en nosotros eso de realizarnos y de tener éxito, que lo racionalizamos de mil maneras. Pero hemos de dejarnos transformar por la renovación de nuestra mente, para que sepamos discernir lo que Dios quiere de nosotros, lo bueno, lo que a él le agrada, lo perfecto (Rom. 12, 2)

Mi deseo para los jóvenes es que vayan descubriendo en sus vidas el designio de amor que Dios tiene con ellos, la misión que a cada uno se le concedió, y que se entreguen a ella libremente, con un corazón generoso, creciendo día a día, comprometiéndose, poniendo al servicio de los otros los dones y talentos que se les han confiado (1Pe 4, 10)

Estudiando, trabajando, luchando, conquistando la vida eterna a la cual han sido llamados (1Tim 6, 12). Viviendo el mandamiento nuevo del amor, sea cual sea su vocación en esta vida.

Que se realice en cada uno el sueño que Dios tenía con ellos cuando los llamó a la vida, y les regaló la existencia. Ese es el verdadero éxito de un cristiano.


@elblogdemarcelo

sábado, 20 de junio de 2015

10 artistas españoles de todos los tiempos pintan a Cristo crucificado

1. Diego Velázquez, "Cristo crucificado"

2. Francisco Goya, "Cristo en la cruz"

3. Pablo Picasso, "Crucifixión" 

4. Francisco de Zurbarán, "Cristo en la cruz"

5. El Greco, "La crucifixión" 

6. Bartolomé Esteban Murillo, "Cristo crucificado"

7. Salvador Dalí, "Cristo de San Juan de la Cruz"

8. Ignacio Zuloaga, "El Cristo de la Sangre"

9. José de Ribera, "La expiración de Cristo"

10. Joaquín Sorolla, "Estudio de Cristo"
La impresionante imagen de Jesucristo en la cruz es un tema recurrente en la historia de la pintura occidental, particularmente en países de hondas raíces cristianas como España.

Esta tradición ha bebido en las fuentes del Evangelio, en ese largo testimonio martirial que son los relatos de la pasión del Señor, los cuales se proclaman año tras año en la liturgia, especialmente en los tiempos de cuaresma y semana santa.

Quien haya vivido la semana mayor en España se habrá dado cuenta de la importancia cultural que tienen las imágenes y "los pasos" en la religiosidad popular, ello a pesar de las arremetidas del secularismo que no da tregua.

Además muchas de estas pinturas, expuestas en iglesias y oratorios, han formado parte del culto cristiano, han suscitado sentimientos de fe y ayudado a orar a generaciones y generaciones de cristianos.

Así mismo, la representación del misterio de la cruz ha servido de catequesis y enseñanza para el pueblo sencillo, un vivo recordatorio del credo que han aprendido.

La visión de Jesús crucificado forma parte del imaginario cultural de occidente.

Liturgia, oración personal, catequesis,... estas imágenes de Jesús en la cruz también esconden una teología sobre la persona del crucificado: ¿quién es este hombre?, ¿por qué Dios permite este sufrimiento?, ¿qué significa su muerte para los cristianos?, ¿cómo interpretarla en el contexto actual?,...

Llama la atención que en la tradición española predomina el realismo en la representación del drama del crucificado. Se imponen los colores oscuros, la sobriedad, la economía de las formas.

En otras escuelas pictóricas la realeza y divinidad de Cristo siempre se asoman, en cambio los pintores españoles suelen enfatizar los rasgos más humanos del Hijo de Dios: su sobrecogedora soledad, el patetismo del rostro, su sufrimiento físico y moral.

Esa representación "realista" de Jesús crucificado despierta en el creyente sentimientos de compasión y misericordia. En lo secreto del corazón algunos sienten el deseo de consolarle en su dolor, de acompañarle en el tránsito por el valle de la muerte.

Es por eso que cuando ciertos grupos o personas, amparados en una particular visión de lo que significa la libertad de expresión, se burlan públicamente de estas imágenes, las ridiculizan o las someten al escarnio, ofenden gravemente los sentimientos religiosos de sus conciudadanos que son creyentes. No sé si es difícil entenderlo, pero es así. Es un asunto de convivencia.

En casi todos estos cuadros, y en general en la imaginería española, está prácticamente ausente la referencia a la victoria pascual de Cristo. Por eso algunos hablan, a veces con razón, del "pesimismo" de algunos ambientes católicos, del dolorismo de ciertas espiritualidades trasnochadas.

La proclamación de la muerte de Cristo está en el corazón mismo de la buena noticia cristiana, pero hay que anunciarla completa: muerte que no termina en muerte sino en victoria y vida.

Porque no se puede comprender la realidad de la cruz de Cristo, sino desde la perspectiva gozosa de la Resurrección.

La Clase de Religión, que tiene como uno de sus ejes programáticos el estudio de la persona de Jesucristo, debería ayudar a comprender el significado artístico y religioso de este patrimonio cultural, promoviendo así la adquisición de las competencias básicas, en nuestro caso, la artística y cultural.

Por cierto, no tengo ni idea cómo se puede enseñar el significado de estos cuadros sin explicar quién es este Jesús a quien pintan y qué significa para los cristianos esa cruz en la que muere. Me imagino que los que insisten en que la enseñanza religiosa es un asunto privado o de cada religión, se saltarán por la cara estas pinturas o mandarán a la gente a las iglesias para que las comprendan. Ya me los veo diciéndoles:

"Si quieres saber qué significa el Cristo Crucificado que ha pintado Velázquez, Murillo, Zurbarán, Zuloaga, Dalí, Picasso, Sorolla, El Greco, Ribera y Goya, pues, vete a tu iglesia para que te lo expliquen. Con mis impuestos no quiero que aprendas esto, y a otra cosa chaval, que en la escuela hemos prohibido mencionar a Jesucristo. Es que somos muy progres, sabes."

En fin, me perdonan la ironía, es que no me he resistido. Un saludo.

@elblogdemarcelo

jueves, 18 de junio de 2015

Compartiendo la encíclica de Francisco: "Laudato Si". ¿Escucharemos al Papa? ¿Escucharemos la voz de la tierra?


Esta semana toda la red se hacía eco de la nueva encíclica del Papa Francisco: "Laudato Si": El cuidado de la casa común. 

Un documento pontifício que aborda un tema urgente: el grave deterioro que está sufriendo nuestro planeta, la progresiva destrucción del medio ambiente y sus nefastas consecuencias en la vida de los pueblos y en la posibilidad misma de futuro de las generaciones que nos siguen.

La encíclica tiene unción profética, denuncia las injusticias que genera un consumismo desenfrenado, una explotación descontrolada de los recursos, la idolatría del poseer, la idolatría del lucro, las bases mismas del capitalismo salvaje que predomina en el mundo. y que ha terminado por atentar contra la existencia misma de la vida.

El Papa nos llama a un cambio de mentalidad, de estilo de vida, a una verdadera conversión en nuestras relaciones con la naturaleza y entre nosotros.

Frente al milagro de la creación, nuestra actitud ha de ser la gratitud y la alabanza, promover, claro que sí, el desarrollo de las fuerzas productivas, pero teniendo como centro la dignidad de las personas, el reparto equitativo de las riquezas, el cuidado responsable de la vida.

Como reacción inmediata algunos sectores de la sociedad, que desde hace años vienen denunciando estos temas, se han solidarizado con el llamamiento del Papa. Otros, en cambio, permanecen callados.

Detrás de todo, no seamos ingenuos, hay intereses económicos enfrentados, visiones ideológicas contrapuestas. 

¿Escucharan los grandes poderes económicos, los centros de decisión política, la voz del Papa Francisco?

¿Escucharemos nosotros?

Habrá que leerla y meditarla con detenimiento. Por lo pronto aquí les dejo un enlace para descargarla:

miércoles, 17 de junio de 2015

El "Cristo abrazado a la cruz" de Nueva York: Al fin nos hemos encontrado


El cuadro "Cristo abrazado a la cruz" fue pintado por el Greco en Toledo hacia el año 1580. Hay uno muy parecido en el Museo del Prado de Madrid, pero este que les comparto se encuentra en el Museo Metropolitano de Nueva York, lo he sabido por un amigo que vive en la gran metrópoli estadounidense y que ha subido la imagen en una red social con un escueto comentario: "Al fin nos hemos encontrado". 

Esta noche quería hacer una reflexión muy sesuda sobre esta pintura, su contexto histórico en el marco de la contrarreforma española, la espiritualidad católica que la inspira, la llamada devotio moderna, el personalísimo estilo del cretense, etc., pero al contemplar con detenimiento el rostro de Jesús, sus ojos mirando el cielo, me he quebrado por dentro.

Jesús, hermano mío, varón de dolores y conocedor de todos los quebrantos, tu mirada en este cuadro, sencillamente, me traspasa. Sostienes decidido el madero, y buscas con tus ojos, que parecen estallar en lágrimas, al Padre del cielo, el amparo de ese Padre del que tanto nos hablaste. Y en tu expresión percibo todo el peso de nuestra humanidad en ti. 

En otras pinturas se exalta, por ejemplo, la divinidad de Cristo, su Señorío, su poder, su victoria, pero en este pequeño cuadro lo que se respira es la profunda fragilidad del hombre Jesús, que carga con una mansedumbre inaudita la cruz, que acepta con inmenso amor los designios del Padre. 

Muchas más cosas pudiera decir de esta pintura, pero lo dejo hasta aquí. Admiro, eso sí, el genio del pintor que supo penetrar, y mostrarnos, el estado psicológico y emocional del hombre que abraza la cruz. 

Llevemos nuestros sufrimientos y cargas a Cristo, busquemos su mirada llena de misericordia y bondad. Esa cruz tan pesada que llevas, aquel problema de trabajo, la enfermedad que te agobia, compártela con tu Señor. Él nos ha prometido descanso y alivio.

No sé cuantas personas verán al día este famoso cuadro en el museo neoyorkino, ojalá que nosotros que por lo pronto sólo lo vemos virtualmente, podamos decir las misma palabra que nuestro amigo: "Al fin nos hemos encontrado"

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martes, 16 de junio de 2015

"Va, pensiero" de Verdi: Nostalgia de la tierra,... una historia del AT y también de hoy


               




Hoy he encontrado esta joya, "Va, pensiero", el coro del tercer acto de la opera de Giuseppe Verdi Nabucco, una tragedia lírica que narra la conquista de Jerusalén por Nabucodonosor y sus ejércitos, la destrucción del Templo y el destierro del pueblo judío a Babilonia.

La historia está tomada de diversos pasajes del  Antiguo Testamento, véase por ejemplo 2 Reyes 24 y 25 y Jeremías 39 y 52. 

Los hebreos, que viven como esclavos en tierra extranjera, cantan su nostalgia "¡Oh, mi patria, tan bella y perdida!". La alusión es clara al salmo 137: "Junto a los canales de Babilonia nos sentamos a llorar con nostalgia de Sión; en los sauces de sus orillas colgábamos nuestras citaras".

Yo, que he vivido atrapado entre dos patrias, me he sentido conmovido.

¿Cómo no recordar la diáspora judía, las persecuciones y expulsiones, el holocausto?

¿Cómo no recordar al pueblo palestino asfixiado entre murallas de odio, víctimas de la lógica del odio?

¿Cómo no recordar al pueblo saharaui que sobrevive en maltrechas tiendas, como parias proscritos en su propia tierra?

¿Cómo no recordar a todos los que huyen de sus regiones de origen, acosados por las guerras, los conflictos, el hambre,... en Ucrania, África, América Latina?

¿Cómo no recordar a los cristianos que han sido despojados de sus casas y propiedades, y que han tenido que salir huyendo para salvar la vida de países como Irak, Siria, Libia,... ante los avances del EI (el grupo de terroristas autodenominado "Estado Islámico")?

¿Cómo no recordar a tantos venezolanos y venezolanas que en estos últimos años han abandonado su país escapando de un régimen que ha destruido su patria y les ha robado la esperanza?

Nostalgia.

Quizás pueda ser un buen recurso para motivar el estudio del Antiguo Testamento cuando se aborden en clase temas tan importantes de la historia de Israel como el destierro a Babilonia y la vuelta del exilio.

Aquí les dejo la letra de este hermoso canto: 

Va, pensiero

En italiano
Va, pensiero, sull'ali dorate;
va, ti posa sui clivi, sui colli,
ove olezzano tepide e molli
l'aure dolci del suolo natal!
Del Giordano le rive saluta,
di Sionne le torri atterrate...
Oh mia patria sì bella e perduta!
Oh membranza sì cara e fatal!
Arpa d'or dei fatidici vati,
perché muta dal salice pendi?
Le memorie nel petto raccendi,
ci favella del tempo che fu!
O simile di Solima2 ai fati
traggi un suono di crudo lamento,
o t'ispiri il Signore un concento
che ne infonda al patire virtù.
che ne infonda al patire virtù
che ne infonda al patire virtù
al patire virtù!.

En español

¡Vuela pensamiento, con alas doradas,
pósate en las praderas y en las cimas
donde exhala su suave fragancia
el dulce aire de la tierra natal!
¡Saluda las orillas del Jordán
y las destruidas torres de Sion!
¡Oh, mi patria, tan bella y perdida!
¡Oh recuerdo tan caro y fatal!
Arpa de oro de fatídicos vates,
¿por qué cuelgas muda del sauce?
Revive en nuestros pechos el recuerdo,
¡Que hable del tiempo que fue!
Al igual que el destino de Sólima
Canta un aire de crudo lamento
que te inspire el Señor un aliento,
que al padecer infunda virtud,
que al padecer infunda virtud,
que al padecer infunda virtud,
al padecer, la virtud!.


@elblogdemarcelo




lunes, 15 de junio de 2015

La humildad: camino de sabiduría


Cae la noche. Distraído en mil asuntos, me resisto a cerrar el día.

Cada vez más voy tomando conciencia de mi fragilidad. He fallado tantas veces, que no puedo menos que ser precavido a la hora de valorar mis fuerzas. 

Jesús nos dirá, hablando sobre los juramentos, que nadie puede por más que quiera volver blanco o negro uno sólo de sus cabellos, o por más que se empeñe en estirarse crecer un palmo de estatura. Y concluye diciendo: aún las cosas más pequeñas están fuera de vuestro alcance, ¡cuánto más las mayores! (Mt. 5, 33-37)

Esto es una lección de realismo: no jures prometiendo que vas a hacer tal o cual cosa, no sea que no puedas cumplirlo, y te expongas a hacer un juramento en falso. Di sí, cuando sea sí; y no, cuando sea no. 

Mientras más vamos caminando por los caminos del Señor, más nos vamos conociendo en nuestra debilidad y miseria. Sin él no podemos hacer nada (Jn. 15,5).

Necesitamos ser sanados de nuestra soberbia congénita.

Aprender a ser humildes delante de Dios, haciendo nuestra la oración del publicano: "Señor, ten misericordia de mi pecador" (Lc. 18,9-14).

Aprender a ser humildes delante de los demás, resistiendo la tentación de buscar los primeros puestos del banquete, sabiendo que somos servidores los unos de los otros, y considerando a los demás como superiores a nosotros mismos (Lc. 14, 7-11).

Nuestro modelo de humildad es el propio Jesús, que se nos presenta como un maestro manso y humilde de corazón (Mt. 11, 28-30)

Estemos en guardia frente a falsas humildades que son virtud disfrazada y que atentan contra nuestra salud espiritual. Falsa humildad es, por ejemplo, infravalorarse o desconocer los dones de Dios en uno.

Humildad es andar en verdad, dirá Santa Teresa.

Y nuestra verdad más verdadera es que valemos mucho, somos hijos e hijas de Dios, creados a su imagen y semejanza, rescatados por la sangre de Cristo, llamados a una relación personal con nuestro Señor y Salvador. Santos por vocación.

Verdad verdadera es también que Dios nos ama tal cual somos. Aceptar con alegría esta inmensa misericordia es humildad en estado puro. El amor y la bendición divina no se merecen en sentido estricto, son gracia dada, bondad recibida y debemos acogerla con gozo y sencillez.

Dios ha pensado en nosotros, y no siempre elige a los mejores, sino a los que él quiere.

Otra falsa humildad, con la cual deberíamos estar prevenidos, es cuando nos escudamos en nuestra debilidad para no emprender grandes obras por el Señor. La tarea siempre sobrepasa nuestras fuerzas, pero si Dios nos encomienda una misión nos dará las gracias que necesitamos para llevarla a termino.

Abandonemos nuestros temores en el océano inmenso de la misericordia de Dios.

No determinarse a servir a Dios con todas nuestras fuerzas porque somos débiles y pecadores puede no ser humildad, sino pusilanimidad. 

Hoy día tiene mala prensa esto de buscar la humildad, pero es camino de sabiduría y de conocimiento realista de uno mismo.

La humildad es hermana gemela de la caridad. El humilde, como se conoce a sí mismo, es indulgente con los fallos y defectos ajenos. El humilde ama verdaderamente a la gente.

Pero sobre todo, el humilde goza de una paz indescriptible, no anda agobiado pensando que tiene que ser el más importante o el protagonista de la historia, ni figurar en la cartelera de los ganadores, ni singularizarse. Le basta con ser él mismo y ser fiel a su camino, consciente de que es débil y que puede tropezar en cualquier momento.

Tampoco se altera fácilmente cuando recibe humillaciones y descalificaciones. No le preocupa si los demás tienen una buena opinión sobre su persona o lo desaprueban. 

¡Oh santa libertad la de los verdaderamente humildes que no viven procurando el aplauso humano, sino que su corazón está centrado en Dios, el verdadero Señor a quien sirven!

De esta virtud evangélica estamos todos muy necesitados en la Iglesia.

Qué su misericordia nos cure de la ceguera tremenda de la soberbia, y nos haga fuertes y valientes para el combate de la humildad.

María, Madre de virtudes, concédenos la gracia de ser humildes. Amén.

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domingo, 14 de junio de 2015

"Serenade" de Schubert: Descubriendo la competencia espiritual

El violinista azul de Marc Chagall

Percibo que tenemos embotados los sentidos, quizás porque esta sociedad de consumo nos hace vivir en la epidermis, saltando de estímulo en estímulo, de un distractor a otro, en una huida permanente del ser que somos, del ser que habitamos, y que se da cuenta de su propia existencia.

Del ser que sabe que es y que existe. 

En esa experiencia intransferible de la propia identidad acontece la revelación primera de lo divino en nosotros, lo que los teólogos llaman la revelación trascendental.

En medio del hedonismo que invade los campos de la vida, persiste nuestra hambre de espiritualidad y de sentido. Lo veo en los rostros obnubilados de los jóvenes, lo leo en sus corazones. Algunos exhiben un cansancio prematuro. El señuelo de una felicidad fácil los decepciona.

Necesitan encontrarse a sí mismos. Es el camino de la interioridad en el que coinciden las tradiciones de oriente y la mística cristiana. Santa Teresa de Jesús hablará de las moradas del castillo interior y Juan de la cruz, del más profundo centro del alma. Con otras palabras, Sócrates nos aconseja: "Conócete a ti mismo".

"Redire ad cor" -vuelve a tu corazón- es la consigna de la espiritualidad monástica medieval. De san Benito de Nursia se dice: "En su amada soledad, bajo la mirada de Dios, habitó consigo mismo".

Uno de los ejercicios que suelo hacer con los alumnos de bachillerato es escuchar en silencio una bella melodía del repertorio clásico y pedirles que escriban en un folio las emociones, sentimientos, pensamientos, imágenes, que despierta en ellos la música escuchada.

Al principio cuesta un poco que se concentren pero gradualmente el tema va calando en las mentes y los corazones de los jóvenes. 

Una vez que terminamos el ejercicio, les invito a compartir lo que han escrito en su folio. Sorprende la cantidad de emociones represadas que salen a la luz, la de experiencias que se evocan y que se convierten en preguntas, los diversos sentimientos e ideas que afloran. Para algunos ha sido una experiencia tan extraña que se sienten como perdidos.  

La música les ha servido de medio para que se escuchen y se encuentren. Ayuda a despertar en ellos una inteligencia nueva, referida a su propio mundo interior, a lo que sucede dentro de ellos mismos y de los otros. Algunos teóricos la identifican con la competencia espiritual, un saber de sí mismos y de los demás que no es monopolio de las grandes religiones y que les hace sensibles a los valores espirituales: la interioridad, el sentido de la trascendencia, la contemplación, el silencio, una visión sapiencial de la vida, la compasión frente al dolor ajeno, el desprendimiento, la búsqueda de las verdades últimas, etc.

Todos estos valores están en crisis en nuestras sociedades liberales de occidente.  No sólo no los vivimos nosotros, sino que el mensaje que le hemos dado a los jóvenes es que se puede vivir perfectamente de espaldas a ellos. 

Hemos engendrado una sociedad de gente formalmente instruida pero espiritualmente incompetente. Quizás esto tenga que ver con el desencanto y la apatía que se percibe en el hombre postmoderno.

En cursos anteriores había utilizado para esta tarea la conocida pieza Canon de Pachebel. Este año empleé una melodía que me subyuga y que tiene sobre mi efectos casi hinópticos: Serenade del compositor Franz Schubert. Aquí se las comparto, invitándoles a que la escuchen con un corazón atento ¡Qué acontezca en nosotros el milagro de la escucha!

@elblogdemarcelo