domingo, 6 de septiembre de 2015

Lo siento, Maluma, pero yo también "borro cassette"




En estos días he estado haciendo zapping por Internet, buscando canciones para animar mis primeros encuentros con los alumnos del nuevo curso. En esas andaba cuando me tropecé con esta canción, un verdadero hit del verano con más de 28 millones de reproducciones en Youtube, "Borró cassette" del cantante juvenil colombiano Maluma.

Normalmente no me fijo en este tipo de canciones, pero tomando en cuenta su ranking de popularidad y alguna que otra frase que había pillado en Facebook sobre el "borró cassette", decidí escucharla con atención.

La situación que se canta no tiene desperdicio. En una noche de tragos, y bajo los efectos del alcohol, un chico mantiene relaciones sexuales con una chica que conoce esa noche. A la mañana siguiente él intenta retomar el contacto pero ella le responde que no se acuerda, que sería una consecuencia de la borrachera, porque "ella no se besa con cualquiera", en definitiva que "borró cassette", pasó de página, lo olvidó.

A pesar de que él dice que le interesa la chica y que no deja de "pensar en su belleza", su actitud no es nada inocente. En medio de la canción nos lanza la perla:  "Te dije, mami, tómate un trago y cuando estés borracha pa´ mi casa nos vamos,...". Luego, hacia el final, nos aclara sus intenciones: "Te estoy buscando a ver si lo repetimos, esa noche que bien lo hicimos, entre tragos nos desvestimos,... las botellas que nos tomamos, a la locura que nos llevaron, lo mucho que vacilamos, imposible no recordarlo".

No hace falta hacer un análisis muy profundo para darse cuenta de la realidad tremenda que aquí se muestra y que viven hoy muchos jóvenes: relaciones sexuales efímeras, promiscuidad, desvinculación afectiva,... todo ello mezclado con un consumo frecuentemente abusivo del alcohol y de otras drogas.

Además, nos encontramos claramente ante una situación de abuso en las relaciones hombre/mujer: permitir o incitar a una chica a que se emborrache para tener sexo con ella es, sencillamente, no respetarla como persona, y, de paso, tampoco respetarse a sí mismo como hombre. En este sentido, no es de extrañar que ella quiera "borrar cassette", este guaperas de discoteca no la ha conquistado, dejó que ella se propasara con los tragos, y, viéndola en ese estado, se ha aprovechado de la situación. Un hombre así es preferible olvidarlo.

Lo siento, Maluma, pero estoy totalmente de acuerdo con ella, te has comportado de una manera  abusiva e irresponsable. En un caso así, yo también borraría cassette. No vales la pena, tío.

La canción de marras, su popularidad, refleja esta sociedad hedonista y narcisista en la que vivimos. La educación sexual que han recibido los chicos, si es que alguna enseñanza les han dado sobre este tema, se ha centrado, sobre todo, en el uso de los métodos anticonceptivos y poco más. 

Humanamente hablando, hemos empobrecido nuestras relaciones, hemos reducido la dimensión sexual a lo meramente genital y placentero. Esta sociedad somete el apetito sexual natural, especialmente de los jóvenes, a una hiperestimulación constante, generando individuos ansiosos, insatisfechos, inmaduros, egoístas, siempre queriendo repetir y repetir porque una sola vez no les sació, y por eso venga a buscar, y venga, y venga.

A veces el "premio" de una relación sexual vivida así es una mayor soledad afectiva. Una soledad, una carencia, que se quiere "tapar" con sexo y más sexo. Y vuelta a empezar.

Una sexualidad meramente instintiva, y exacerbada por el alcohol, es una verdadera deshumanización de la sexualidad. 

El sexo, por supuesto, conlleva placer, ¡faltaría más!, pero esa experiencia tiene sentido en el marco de una relación humana muy especial, donde se viven ciertos valores: la sinceridad, la fidelidad, el compromiso, la entrega mutua, la comunicación, el afecto, el respeto,... y eso requiere tiempo, no se resuelve en una noche de copas, querido amigo, querida amiga, hay que encontrar a la persona adecuada, conocerla, compartir momentos juntos, crecer, esperar,...

Hemos olvidado, además, que hemos de educarnos en un cierto dominio de nuestros instintos. No nos comemos todos los dulces que nos apetecen porque engordaríamos, reventaríamos y moriríamos. Educar la sexualidad es saber decir "no" cuando haga falta. Aunque me apetezca, por respeto a mi mismo, a mi cuerpo, a mi pareja, no corro detrás de todas las solicitudes sexuales que se me presentan.

Respeto, a uno mismo y a los demás. Ahí está el detalle, como diría Cantinflas.

¿Forma esta enseñanza parte de los programas de educación sexual que se imparten hoy día? Lamentablemente ninguno de lo que he visto en España hablan de estas cosas, por lo contrario en algunos se invita directamente a los chicos a que busquen el placer sexual por el placer mismo. Manda narices.

Nadie le habla a los chicos de las verdades profundas del amor humano y de la pareja. Buscan el amor real de un otro "yo" que les quiera sinceramente, que quiera caminar con ellos, y le damos pornografía, métodos anticonceptivos por un tubo, noches de botellón y canciones de Maluma.

En esta materia, estoy convencido, la propuesta de vida cristiana tiene mucho que decir y que anunciar, porque toca las raíces de nuestro ser, porque responde a las exigencias más profundas del corazón humano. A la luz de la Palabra, descubrimos que la sexualidad y el amor no son un juego de una noche, sino un regalo de Dios, un don que debemos vivir libre y responsablemente, abiertos al amor, a la mutua donación de los que se unen y se encuentran.

Por otra parte, la moral cristiana es bastante exigente, lo reconozco, ¿cómo decirle hoy día, por ejemplo, a un joven o a una joven que deben esperar al matrimonio para mantener relaciones sexuales? Sinceramente, es como hablarles en chino mandarín. Y sin embargo, no se trata de cumplir este o aquel mandamiento, sino de una visión de la sexualidad y del amor que brota de la buena noticia cristiana, una propuesta humanizadora, que libera, que ilumina el corazón y la vida, que restaura y sana, que da sentido y significado a la existencia.

Los chicos tienen derecho a conocer otros modelos posibles de vivir la sexualidad y el amor. Algunos lo piden casi a gritos.

Seamos valientes, anunciemos estas verdades liberadoras del mensaje cristiano, centradas todas ellas en la gran dignidad del ser humano. Aunque nos toque navegar a veces contra corriente, no nos callemos.

En medio de la confusión reinante, a la mañana siguiente de todas las noches vividas para "borrar cassette", de todas esas relaciones de irrespeto y abuso, relaciones cuyo centro de gravedad era sólo el placer, sobreviene el cansancio, la decepción, el vacío, la nostalgia por encontrar la experiencia del amor verdadero: la alegría inmensa de ser querido y de querer.

De todas estas cosas espero conversar con los chicos en clase. Qué el Señor nos conceda sabiduría y luz en todas las cosas. 

@elblogdemarcelo